El 10 de noviembre de 2018, disfrutamos de un viaje organizado por Miguel Riande, con destino a Los Tuxtlas, Veracruz. ¿Quieres conocer un poco de este lugar, y ver las fotografías que tomé en la reserva de Nanciyaga?, continúa la lectura!
Rumbo a los Tuxtlas
El viaje se pensó para salir de noche, dormir en el camino y llegar al día siguiente temprano, así que salimos el viernes a las 10:30 de la noche de la ciudad de México, y llegamos alrededor de las 9 de la mañana a nuestro destino, en Los Tuxtlas. Partiendo de la ciudad de México, se recorren unos 550 km aproximadamente y, según Google Maps, son unas 8:30 horas de recorrido, aunque nosotros tuvimos algo de tráfico por lo que nos hicimos un poco más tiempo del pensado.
Llegamos primero al Ejido Benito Juárez, al centro eco-turístico Cabañas Encantadas, para tomar un desayuno. Una vez comidos, realizamos una caminata hacia unas cascadas cerca de Cabañas Encantadas; el trayecto fue interesante, anduvimos entre la vegetación de la selva, recorriendo senderos de piedras y lodo, en ocasiones recibiendo un poco del rocío del agua que caía en pequeñas cantidades entre las ramas y arbustos de las paredes. Nuestro guía nos llevó a conocer 3 cascadas, siendo la última de ellas la más llamativa tanto por su tamaño como por su alrededor, que consistía en un pequeño lago que se formó justa bajo la caída del agua, y de varias piedras, donde casi todos posaron para las respectivas fotografías.
Reserva Ecológica Nanciyaga
Posterior a la caminata, regresamos para dirigirnos hacia la Reserva Ecológica de Nanciyaga, donde nos hospedamos en rústicas cabañas, con nombres alusivos a los animales que aquí se pueden encontrar (nuestra cabaña se llamaba Garza), a orillas de la laguna de Catemaco. De hecho, las cabañas están construidas dentro de la laguna, apoyadas sobre bases de madera clavadas dentro del agua.
Desde que llegamos a la Reserva, nuestros sentidos se saturaron con la vegetación, con los graznidos de las aves que parecían estar concursando a ver quién gritaba más fuerte, y con los colores, olores y sabores de la cocina que fueron una delicia para el paladar.
Las cabañas en Nanciyaga
La reserva está pensada para realmente descansar, las cabañas no cuentan con televisor, no hay señal de WiFi, no hay teléfonos ni algún otro elemento que pueda distraer al visitante de disfrutar de la vista del lago, del sonido de los animales que habitan tanto en las ramas de los árboles como en la vegetación del agua.
Cada cabaña cuenta con un pequeño espacio tipo balcón con un sillón y una hamaca. Al anochecer, me recosté un rato en esa hamaca, y la falta de luz (¿no lo dije?, tampoco hay luz en algunas cabañas, ni baños) obligó a mi vista a acostumbrarse a la oscuridad para poder ver un poco hacia el lago mientras a mis oídos llegaba el sonido de infinidad de grillos (mi audición no es muy buena, así que no puedo asegurar que no se haya escuchado el croar de alguna que otra rana o sapo u otros animales).
Poco tiempo después, la lluvia empezó a caer y el viento hizo que algunas gotas llegaran hasta el balcón…, no importaba, esos son los momentos que valen la pena disfrutar, esos que no podemos ver, sentir ni escuchar desde una oficina en la ciudad.
Para tener en cuenta en las cabañas
Dentro de las cabañas no hay sanitarios ni regaderas, hay una zona en común donde uno se puede bañar, y para los sanitarios, hay un par de puntos en los que se encuentran los baños públicos. Es necesario salir de la cabaña con todo lo necesario para darse un baño, incluida una lámpara de mano ya que, aunque sí hay un sistema de paneles solares para generar electricidad, los senderos que hay dentro de la reserva no están muy iluminados.
Ya lo sabes, si vas a esta reserva, no esperes encontrar lujos, espera encontrar mucho contacto con la naturaleza, espera un lugar rústico con muy buena comida y con un rico pan hecho en un horno de piedra. Entrada la noche, puedes irte a sentar a una mesa del restaurante y tomar un vino, un café con pan, una cerveza y jugar cartas, dominó o jenga, mientras escuchas el suave rumor del agua del lago.
¿Qué podemos hacer en Nanciyaga?
Algunas de las actividades que se pueden realizar aquí son participar en un ritual de temazcal, refrescar el cutis con un tratamiento de barro o disfrutar de un masaje con esencias naturales. También puedes tomar un recorrido guiado por los senderos de la reserva, escuchar las explicaciones sobre la flora, la fauna y los símbolos que se encuentran a lo largo del recorrido o visitar a un Chaman y solicitar un ritual de limpia o bien, si vas en plan romántico, puedes contratar una cena romántica en la parte alta del restaurante. Si eres más de acción, puedes tomar un kayak para surcar el lago y acercarte a las pequeñas islas que hay cerca de la reserva.
Miguel Riande es un apasionado del senderismo y de la fotografía nocturna, y uno de los planes de esta salida era realizar astro-fotografía en la madrugada del domingo, pero no tuvimos mucha suerte, ya que el cielo estaba muy nublado y, aunque en algún momento cayó un poco de lluvia, no fue suficiente para limpiar el cielo, así que no pudimos realizar esta actividad y nos fuimos un rato al restaurante a cenar, platicar y jugar.
Surcando el lago de Catemaco
Al día siguiente, despertamos más o menos temprano, para ir a recorrer el lago en una pequeña canoa. Si quieres realizar la actividad solo, también cuentan con kayaks. En la canoa, tuvimos que unir fuerzas y coordinarnos para remar y avanzar hacia donde nosotros queríamos y no hacia donde el agua nos llevara. Ese recorrido lo disfruté mucho, anduvimos cerca de 2 de las pequeñas islas que hay en el lago, en una de ellas vimos a un mono sentado y comiendo en una de las ramas de un árbol (nos indicaron que no nos acercáramos mucho ya que algunos de estos animales pueden ser un poco agresivos por naturaleza).
Playa Antón Lizardo: el regreso
Al regresar a la ciudad, hicimos una parada en la playa Antón Lizardo, donde algunos se metieron un rato al mar. Llegada la hora, nos sentamos a la mesa para degustar unos platillos de mariscos y pescados muy buenos. Al terminar, caminé un rato por la playa justo antes de la puesta del sol e hice algunas tomas durante las horas azul y dorada.
Al finalizar nuestra visita a la playa, subimos a la camioneta que nos llevaría de regreso a la ciudad; más de uno no aguantamos las ganas de cerrar un rato los ojos (un rato de unas cuantas horas) para descansar. Estoy seguro que esa camioneta llevaba en su interior bastantes emociones y recuerdos gratos, experiencias únicas y diferentes, tal como debía ser.
La galería fotográfica
Antes de la galería, quiero disculparme por lo extenso del post, me fue imposible describir las experiencias con menos palabras.
Sin más, te dejo con la galería, espero las fotos ayuden a complementar las escenas que describí arriba.
Para terminar, quiero agradecer al buen Miguel Riande, y si vives en la CDMX o alrededores, te recomiendo mucho su servicio, es un excelente anfitrión, de trato amable y accesible, y los destinos que organiza son muy buenos ya sea solo para ir a conocer o para hacer fotografía de pueblos y paisaje.
¿Quieres leer otra historia relacionada con las salidas que organiza Miguel Riande?, date una vuelta por mis publicaciones: «Una visita al Nevado de Toluca» y «Paseo fotográfico – Pico de Orizaba«.
Si te gustó la publicación, puedes dejarme un like pulsando sobre el corazoncito rojo que verás abajo. También puedes usar los iconos de abajo para compartir en tus redes sociales. Hasta la siguiente, feliz 2019 y Happy Clicking!!