En Septiembre de 2014, hace ya algunos años, mis amigos, mi novia y yo realizamos un paseo por la Sierra gorda de Querétaro. El objetivo era pasar una noche en el campamento ecoturístico “El Jabalí” y para llegar ahí, debíamos hacer un recorrido de aproximadamente 30 km, en cuatrimoto, por las laderas de algunos cerros.
Para realizar el recorrido, compramos un paquete que incluía la cuatrimoto y equipo de seguridad, una capacitación para el uso del transporte, guía durante el recorrido de unas 2 horas hacia el campamento, transporte para nuestras maletas (nosotros no llevábamos nuestras cosas sobre las motos, una camioneta se encargó de ello), alimentos y cabaña. El paquete en aquel entonces tenía un costo de 1500 pesos, supongo que a la fecha el precio no habrá variado mucho. El recorrido inició en el pueblo de San Joaquín, en donde nos prepararon con el equipo necesario y elegimos la cuatrimoto que más nos agradó. Posteriormente, atendimos a una pequeña asesoría sobre el uso de estos vehículos.
Antes de permitirnos ingresar en el sinuoso camino de terracería, en las laderas de los cerros, nos llevaron a un parque donde estuvimos dando vueltas por un circuito para familiarizarnos con nuestro transporte; saber que los frenos responderían correctamente era un punto importante a tener en cuenta, eso podría salvarnos de meter la pata e irnos hacia el barranco durante el recorrido.
Después de unos 30 o 40 minutos de práctica, estuvimos todos listos para empezar…, bueno, todos menos una de nosotros que fue más inteligente y dijo que no se sentía segura de manejar la moto, por lo que uno de los guías la llevó de pasajera en su cuatrimoto…, nosotros manejando y ella tan solo disfrutando del paisaje.
El recorrido hacia las cabañas lo realizamos por las laderas de algunos cerros de Querétaro. Los caminos eran lo suficientemente anchos como para que pasara un auto, pero sí era necesario tener precaución ya que a un lado del camino solo había precipicios de gran altura. Fueron unos 30 km de terracería en los que Querétaro nos regaló unas estampas maravillosas de cerros a lo lejos, de grandes espacios de cielo, nubes y cerros poblados de vegetación que en ese momento no era en su totalidad de color verde. El aire golpeando el cuerpo, los sonidos de las piedras y la tierra cediendo ante el peso de nuestro paso y el sonido del viento creaban una atmósfera sin igual, el sol que nos hacía sudar se disfrutaba por la frescura que se sentía cuando el sudor se secaba con el aire. Todo esto me dio una sensación de libertad y alegría por la vida, que no quería que terminara.
Después de aproximadamente una hora, hicimos una escala para descansar y comer algo. El espacio donde paramos ya no era tal cual un sendero terminado en precipicio, sino un espacio amplio y lleno de vegetación con algunos árboles que ofrecían una sombra tan agradable que hacía olvidar el calor del sol. Estuvimos ahí aproximadamente media hora después de la cual proseguimos con la segunda parte del recorrido.
Casi todo el camino desde San Joaquín hasta el campamento era en bajada, de modo que llegó un momento en el que alcanzamos el fondo de los cerros. En este punto, nos topamos con un camino bastante accidentado con algunas zanjas más o menos grandes que debíamos atravesar. El bajar y subir por dichas zanjas fue de las cosas más divertidas del trayecto. Incluso recuerdo que nos topamos con un toro que se encontraba muy a gusto en su mundo hasta que llegamos a hacer ruido, al principio nos espantó un poco pues no sabíamos cómo podría reaccionar ante el ruido de las motos pero, por fortuna, solo se nos quedaba mirando y no hacía más nada.
Una vez que pasamos ese tramo de camino, llegamos a orillas del río Extoraz. La idea era atravesarlo con las motos pero cuando llegamos, los guías vieron que el camino era un poco inaccesible por lo que optaron por no cruzarlo y mejor llevarnos hacia el campamento por otra ruta. En el último tramo de camino, teníamos que cruzar un puente con unos maderos que, a mi parecer, no se veían tan resistentes como resultaron ser…, de todo el recorrido, creo que ese último tramo fue lo que más nervioso me puso, pero al final atravesamos todos y llegamos, por fin, al campamento.
El campamento por sí solo vale mucho la pena. Las 6 cabañas triangulares, de buen tamaño y en hilera, asentadas sobre un gran terreno tapizado con un pasto totalmente verde y vivo y rodeadas por grandes cerros y vegetación fueron el premio perfecto por haber completado el recorrido. Sinceramente puedo recomendar la visita a este campamento. Al estar alejado de otros poblados, y con solamente la luz necesaria para no tropezarse, es posible ver, al caer la noche, un cielo tapizado de estrellas. La noche también trajo consigo un poco de frescura ya que, al estar rodeado casi en su totalidad y en una parte profunda, el campamento parece un pequeño hornito durante el día, pero nada que afecte y que impida disfrutar el estar ahí.
Aún recuerdo esa salida como una de las mejores que he realizado en compañía de mis amigos y mi novia. Las aventuras, las risas y las historias se fundieron para regalarnos una experiencia única y puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que ellos pensarán de manera similar.
Al día siguiente, aproximadamente al medio día, nos preparamos para el recorrido de regreso, por el mismo camino, pero con una sensación diferente, un poco de tristeza de pensar que la aventura estaba terminando, y de agradecimiento por haber tenido la suerte de haber disfrutado una de las tantas maravillas que México nos ofrece. Al final, el trayecto se nos hizo más corto, tal vez porque ya conocíamos un poco el camino o por que no queríamos que la aventura terminara.
Sinceramente, si la aventura no te asusta, te recomiendo que visites la Sierra Gorda de Querétaro, ya sea llegando a este campamento o realizando una expedición con otra empresa, lo importante es que estés ahí y disfrutes de estas maravillas.
Sin más que añadir, espero que el relato te anime a conocer esta parte de nuestro México, y también las fotografías, que son un poco diferentes a lo que hago ahora respecto a que no verás tantos paisajes sino más bien a mis amigos disfrutando de esos momentos, espero te motiven un poco a visitar Querétaro y subirte a una de esas motos para realizar el recorrido.
Como siempre, muchas gracias por tu lectura, no olvides dejarme al final del post cualquier comentario, duda o recomendación. Hasta luego y Happy Clicking!!