Hola, que tal, espero te encuentres bien y bienvenido de nuevo a mi blog. En esta ocasión, doy seguimiento al viaje que hicimos a la sierra nororiental de Puebla (ya hace algunas semanas, creo que mi velocidad de posteo va lento), salida organizada por Miguel Riande y José Navarrete. Anteriormente había escrito sobre el primer día de este viaje, puedes leer la historia en esta liga.
El segundo día de nuestro viaje de fin de semana no fue menos emocionante que la visita a la gruta. Las actividades programadas, las principales, fueron dos: la visita a un establo cercano para ver el proceso de ordeña de leche (y, para quienes se atrevieron, ordeñar a una de las vacas del lugar) y la cabalgata en caballo por una pradera. En el ínter, después de la ordeña, se nos ofreció una plática general sobre el café que producen en el lugar así como una visita a la cascada, de nueva cuenta.
Ordeñando vacas
La primera actividad del día, antes de desayunar, consistió en visitar un establo cercano a la posada de Plan de Guinea, en donde se nos mostraría el proceso de la ordeña de una vaca. Gerardo nos guió y en el lugar ya nos esperaba Don Lázaro, quien nos explicó y mostró la forma en la que él realiza su labor. La idea era que después de la explicación, todos los que quisieran participar podrían sentarse en un banquito para intentar obtener algo de leche de la vaca la cual, he de decir, estaba bien tranquila en lo suyo, comiendo un poco de forraje que se le había dispuesto en un comedero, como ignorando las manos inexpertas que la estaban manoseando toda.
El lugar donde se realiza la ordeña es un área en la cual hay una especie de contenedor donde se mete a la vaca y se le amarran las patas traseras. En la parte delantera de ese contenedor, hay un espacio donde se pone un poco de comida, más que para alimentar, para mantener entretenida a la vaca mientas Don Lázaro realiza su labor. A un costado de ese espacio, hay una puerta que conecta con un corral donde hay varias vacas más y es de dicho corral de donde se pasa a la que será ordeñada posteriormente.
Una vez que la vaca ha sido “estacionada”, y con sus patas traseras amarradas (no es un amarre fuerte, es solo para evitar que ella camine o se mueva mucho), se coloca un banquito a un costado de las ubres y con un trapo húmedo se limpia la zona que se estará manipulando. En ese banquito, Don Lázaro se sienta y, con un cubo metálico entre las rodillas, ubicado justo abajo de la ubre, empieza la labor, masajeando los pezones de arriba hacia abajo para obtener la leche. Cosa más fácil, cualquiera podría hacer eso…., creo que eso fue lo que muchos pensamos pero, cuando fue el turno de que los que quisieron intentarlo, pasaron y, oh sorpresa!, algunos con trabajo pudieron obtener unos cuantos chorros del alimento lácteo; bien dicen que un experto en algo es aquel que hace parecer sencilla la actividad que realiza, aunque no sea así para el resto de nosotros.
Después del intento infructuoso de algunos compañeros (yo no lo intenté, me daba cosita estar ordeñando pero de seguro también hubiera sido más mi risa que la leche obtenida), Don Lázaro regresó y nos dió una cátedra, llenando el cubo en un par de minutos.
Después de cambiar de vaca y obtener otro cubo, se nos dió una breve plática final al respecto y nos despedimos de Don Lázaro y las vacas.
Más adelante, camino a la posada, nos detuvimos frente a una pequeña zona donde había una maquinaria que Gerardo nos explicó, utilizan en el proceso de obtención de café. La verdad es que no escuché casi lo que hablaba, yo estaba tomando fotos y me perdí mucho de la explicación. Lo que si recuerdo que dijeron que el café soluble, fúchila, de preferencia tomar café de grano. Las empresas (como Nescafé, Decaf, etc.) les compran a las cafetaleras los resíduos, tal vez aquellos granos que las cafetaleras desechan, y con ello hacen los molidos que nos venden a nosotros en forma de café soluble. En fin, al parecer ningún alimento procesado, hoy en día, se salva de escondernos detalles no deseados en su elaboración.
La cabalgata
Después de la visita a las vacas y la plática del café, regresamos a la posada para terminar de desayunar y prepararnos para ir con Gerardo hacia el rancho donde estarían los caballos que nos llevarían a dar un paseo por la pradera.
El rancho donde iríamos se encontraba a unos 15 minutos aproximadamente, cuando llegamos, ya estaban preparando las monturas de los equinos. 7 caballos para 7 jinetes…, aunque al final solo 4 jinetes pudimos cabalgar, pero eso no quitó el disfrutar del paseo :). Mientras hacían eso, el hermano menor de Gerardo nos daba una explicación rápida sobre lo que debíamos hacer cuando estuviéramos arriba de los equinos, cómo guiarlos, cómo detenerlos y cómo acelerar el paso. Nos explicaba que cuando el caballo tuviera que subir por una pendiente, nosotros debíamos ayudarle aventando nuestro cuerpo hacia adelante, y si tenía que bajar, nosotros teníamos que aventar nuestro cuerpo hacia atrás, nos explicaba un poco acerca del significado que se le daba al movimiento de sus orejas (si lleva ambas orejas hacia atrás, cuidado, que podría ser que el caballo estuviera enojado por algo).
Cuando algunos caballos estuvieron listos, fue momento de empezar a probar para ver con cuál de ellos nos acomodaríamos. A mi me tocó andar con «La camioneta», una yegua tranquila y obediente. Di un par de vueltas para ver si podía llevarla y sí, sin problemas. Al final solamente pudimos cabalgar 4 personas, mientras que 3 de nosotros hicieron el recorrido a pie. Cuando estuvimos listos, empezamos nuestra cabalgata por los amplios espacios verdes que se abrían ante nuestros ojos. Personalmente, ya había hecho este viaje pero esta vez me sentí más relajado y confiado con mi montura, disfruté más el ir con la cámara en mi mano derecha y la guía con mi izquierda, mientras sentía el aire fresco a pesar del sol y veía los cerros y los valles verdes, y las vacas que pastaban libremente por ahí, algunas quedándose quietas mientras nos veían pasar.
Para Gerardo y su gente, estas cabalgatas, los paisajes, los animales, el aire y todo lo que conlleva vivir aquí pueden ser algo normal, sin chiste, cotidiano y hasta aburrido, tal vez, pero para la gente que vive en una ciudad como la CDMX, donde cada día puede ser una lucha con el tráfico, con el horario, con la gente que le rodea; donde cada día es un estar sentado frente a una computadora por horas, parado frente a impresoras y rodeado de material de oficina, un subir y bajar pisos por escaleras o elevadores, un entrar y salir a empujones de transportes que ya no son suficientes para el número de personas que viven en la misma ciudad. Para nosotros, que pareciera que ya no sabemos respirar si el aire no está contaminado, un fin de semana en un lugar como Plan de Guinea, sentados sobre un caballo, o caminando por el campo, es un descanso para el alma, es respirar una bocanada de vida, es encontrar un poco de paz en nuestras ajetreadas rutinas; para nosotros, vivir estos momentos es recordarnos que la vida está ahí, solo debemos regresar a ella de vez en cuando.
El paseo en general, que remató en una pequeña cascada no muy lejos de donde empezamos, fue muy gratificante. El regreso yo lo hice a pie y estuvo bien, ya que pude hacer algunas fotografías más de mis amigos y familiares desde otros ángulos. Verlos andar sobre los caballos fue padre, intentar obtener imágenes atractivas del paseo fue otra cosa, el sol en su pleno apogeo me ayudó en ocasiones y me perjudicó en otras, utilicé un 24 mm e hice varias de las tomas algo cerca a los caballos para intentar obtener imágenes un poco fuera del común a la visión normal. Si lo logré o no, ya lo verificarán al ver la galería que dejo abajo.
Nuestro paseo en caballo fue muy gratificante para todos, la simpatía de nuestros anfitriones, el contacto con los animales, la vista de un paisaje todo verdor y el aroma fresco, el aroma a vida, creo que al final nos hizo sentirnos muy bien, sin importar cuan cansados pudieramos haber estado. Ambas actividades del día fueron muy especiales y compartir esos momentos con nuestros seres queridos, fue el principal ingrediente en esta pequeña aventura.
Las fotografías
Quisiera hablar mucho más del viaje, muchas cosas quedan fuera de estas letras, pero también entiendo que demasiada lectura a veces puede ser cansado cuando lo único que se desea es ver las imágenes del lugar. Así que corto ya mi verborrea y dejo la galería del segundo día del viaje a Hueytamalco, espero que las imágenes les sean gratas y que los motiven a salir rumbo a Plan de Guinea. Recuerden que pueden ver la galería con fotografías en mayor tamaño en mi cuenta de Flickr, espero se den una vuelta por ahí también.
Ah!, y recordarles que tengo pendiente un post más con fotografías del lugar pero con un personaje diferente, ya verán de quién hablo.
Por el momento, es todo en la entrada de hoy, recuerden que México tiene muchos lugares maravillosos por conocer y que, aunque a veces viajar pueda no ser tan cómodo ni descansado como quisiéramos, dichas veces pueden ser de los mejores viajes que podamos hacer. Hasta luego, que estén bien y, Happy Clicking!
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