El pasado 14 de diciembre, Miguel Riande organizó un viaje en donde disfruté haciendo fotografía en el pueblo mágico de Real de Catorce, en San Luis Potosí. Esta es la segunda entrega en la que describo nuestra aventura en este pueblo mágico. No dejes de leer la primera parte, donde escribo sobre nuestro primer día de la aventura.
Recorriendo el desierto sobre un Willy
Para el segundo día de nuestra visita, la principal actividad programada era un recorrido en las famosas Willys. El recorrido incluía la visita a una mina, a una estación de trenes y a una zona del desierto. Es en la plaza principal donde estos icónicos transportes inician sus recorridos. Cada willy puede llevar unas 15 personas: 6 en el techo, unas 3 de pie, atrás y el resto repartido entre la cabina y la caja de la camioneta.
Ir sobre una willy es emocionante, las viejas 4×4 serpentean, con cuidado, las laderas de los cerros. Los senderos son angostos, y hay momentos en que 2 willys que se topan de frente deben maniobrar para poder pasar, ante las expresiones de emoción y, si no me equivoco, de miedo, de los pasajeros, pues la camioneta que queda a la orilla pareciera que se podría ir en caída libre hasta el fondo del barranco.
El socavón de la Purísima
El socavón es una vieja mina, rodeada de ruinas de lo que fueran los hogares de algunos trabajadores tiempo atrás. Aquí no entramos a la mina, la cual se encontraba cerrada; en mi caso, solo recorrí los alrededores e hice algunas tomas y retratos.
No hubo mucho tiempo para fotografiar, estuvimos cerca de media hora pero se entiende; son 3 horas para recorrer los 3 lugares y las distancias entre ellos no son cortas
La estación de trenes de Real de Catorce
El siguiente destino fue la vieja estación Catorce, una estación que actualmente solo funciona para trenes de carga. En otros tiempos, el tren que hacía parada aquí era un tren de pasajeros; muchos llegaban a Real de Catorce en octubre, para las fiestas de San Francisco de Asís.
En este lugar hice unos cuantos retratos también, utilizando las vías de tren como guías en la imagen. Por lo general, en mis imágenes me gusta cuando tengo algo de simetría, y elementos, como las vías de tren, sirven bien para imprimir un poco de este concepto en las fotografías.
El desierto
El tercer y último de nuestros destinos fue el desierto, para buscar y conocer el Peyote. Saliendo del poblado donde está la estación de Catorce, tomamos un tramo de carretera y en un punto, el conductor se internó a la terracería entre algunos matorrales.
Avanzamos algunos minutos hasta que nos detuvimos y bajamos a una zona llena de arbustos. Nuestro guía nos dio una plática acerca de la importancia del peyote y nos invitó a buscarlos; debo admitir con tristeza que yo no encontré ninguno, solo vi los que los demás localizaron (mi novia fue la primera que encontró el sagrado cactus).
Aquí hice de nueva cuenta algunos retratos, me gustó mucho cómo se veía la gente entre los arbustos; el paisaje, aunque árido, era muy atractivo para hacer estos retratos
Un comentario sobre el Peyote y los Huicholes
Una de las cosas que más nos recalcó nuestro guía en Real de Catorce fue el hecho de que los nombres de «Peyote» y «Huichol» son ampliamente utilizados, en contraparte de sus nombres reales: «Hikuri» y «Wixarica» (o «Wirrarica»).
Fue una petición reiterada, que tratáramos de usar los nombres originales, Hikuri y Wirrarica, como una forma de respeto hacia el alimento sagrado y la etnia; creo que tiene razón, aunque será difícil erradicar el uso de tales palabras ya ampliamente utilizadas.
La galería fotográfica y un vídeo para terminar
No podía faltar la galería y un vídeo de este segundo día en Real de Catorce. Te dejo primero con el vídeo y posteriormente, la galería.
Usé la música porque al acelerar la reproducción, las voces también se afectaron y el efecto causó que en las tomas de los Willys, pareciera que íbamos un grupo de ardillas chillonas sobre las 4×4…, nos escuchábamos chistosos, sobre todo en las curvas, cuando los gritos de terror (naaa, eran gritos de emoción) inundaban el ambiente perdiéndose entre los cerros, lo malo es que eran chillidos que también aturdían un poco, por eso decidí suavizar con bellas melodías.
Ahora ya sabes lo que te espera si te animas a darte una vuelta en las Willys de Real :D. Y para completar, algunas fotografías de este grandioso lugar.
La visita a Real de Catorce es uno más de varios paseos fotográficos, organizados por Miguel Riande, a los que he asistido y quedado sumamente satisfecho. Visita su Instagram, tal vez te anotes en alguno de sus recorridos! También puedes leer sobre otro de mis viajes con él, hacia el Nevado de Toluca.
Real de Catorce es un pueblo mágico que, REALmente, vale mucho la pena conocer. Nunca había ido, y haber asistido con el grupo organizado por Miguel Riande, fue una experiencia de verdad muy satisfactoria. Los paisajes son muy fotogénicos, la aventura está presente siempre, y su historia logra captar el interés del visitante.
En resumen, te puedo recomendar que tomes tu mochila, una muda, tu cámara y te vayas a Real de Catorce, ¡la pasarás muy bien!
Con un par de meses de atraso, por fin entrego esta publicación que tenía pendiente. Espero que te haya sido de interés y te motive a conocer este pueblo mágico. Hasta la próxima y Happy Clicking!
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