Mi fotografía, mi visión, mi vida

Un fin de semana en Huatulco

Hola, que tal, espero te encuentres muy bien y bienvenido de nueva cuenta a mi blog.

En esta ocasión es el turno de escribir sobre un viaje de fin de semana a las playas de Huatulco, Oaxaca, que hicimos en agosto de 2017. Este fue un viaje en compañía de mis amigos y mi novia, en el que estuvimos algo ocupados visitando y conociendo algunos puntos de Huatulco y alrededores.

El motivo de la visita a Huatulco fue el cumpleaños de uno de nuestros amigos y fueron 3 días compartiendo, conociendo, disfrutando y tragando (perdón, comiendo) de lo lindo. A pesar de que fueron solo 3 días, o dicho de manera más exacta, 2 días y medio, estuvimos un poco movidos para poder visitar y conocer algunas de las playas de Huatulco y alrededores.

Viernes

El viernes tomamos un pequeño recorrido por algunos de los miradores que hay a lo largo de Huatulco, siendo el mirador hacia la bahía de Santa Cruz el primero que visitamos, desde donde alcanzamos a ver parte del poblado y los muelles donde en ese momento habían varias embarcaciones amarradas.

Posteriormente seguimos hacia el mirador del faro que se encuentra arriba de la playa La Entrega. En este mirador, la vista era realmente grandiosa, a pesar de que en ese momento la lluvia nos castigó un poco (de hecho, la lluvia y el cielo oscuro le dieron un toque algo dramático al mar que rompía entre las rocas al fondo del acantilado, al final del post comparto la publicación en Steller en donde hay un video que muestra un poco ese momento que describo).

Después del pequeño remojón en el faro, el guía nos llevó hacia la bahía de Santa Cruz donde hicimos una parada para probar algunos alimentos. El restaurante en el que comimos estaba frente a la playa, y como el recorrido terminaba en ese punto, decidimos quedarnos aquí. Fue la primera playa donde hicimos parada y las damas del grupo decidieron meterse al agua mientras el cumpleañero y yo nos quedamos en el restaurante, en una mesa sobre la arena, viendo el mar, recibiendo la brisa y tomando una cerveza mientras esperábamos (ok, la verdad, yo no llevaba mi short para meterme al agua, así que tuve que sacrificarme con una cerveza preparada con clamato).

Ese mismo día, habiendo salido del agua, dimos un breve recorrido por la plazuelita y entramos a la Capilla de Santa Cruz frente a la playa, la cual está prácticamente al aire libre ya que no posee paredes que tapen el interior, de modo que  los feligreses pueden ver el horizonte del mar y sentir su brisa mientras atienden a misa.

Más tarde, nuestro siguiente destino fue la playa La Entrega, la cual se me hizo muy agradable y tranquila para meterse al agua. Aquí rentamos equipo de snorkel y nos adentramos varios metros en el mar, con ayuda de una cuerda que servía de guía y de soporte para boyas (y para nadadores poco experimentados como nosotros). Vimos varios peces nadando por los alrededores, y en el fondo se alcanzaba a ver un piso de coral, también lleno de peces y de algunos caracoles y erizos de mar. Mi novia había comprado unas bolsitas con galletas rotas, para dar de comer a los peces y, en efecto, al momento de soltar las migajas, varios de ellos se acercaban rápidamente para llevarse una tajada del pastel (…, bueno, una migaja de galleta). Al salir del agua, tomé mi cámara he hice algunas tomas de la gente que se encontraba alrededor…, de la gente y de un cierto perro que estaba enseñando a su amo a surfear, si no me creen, ahí está la foto, se puede ver al perro recostado en la tabla dando instrucciones al humano.

Sábado

El sábado empezamos el día con un recorrido en bote por algunas de las bahías de Huatulco. En dicho paseo hicimos una escala en Playa Maguey donde nuevamente rentamos equipo de snorkel y nos zambullimos en una zona de coral. El ver los peces cerca, las formaciones de coral y los colores propios del mar, así como sentir como el agua te rodea y que no tienes el mismo control sobre tu cuerpo que en la tierra, es algo que paga con creces la visita a estas playas; siempre es un placer realizar cualquier actividad que te aleje de la rutina diaria de oficina a la que muchos estamos acostumbrados.

Al terminar de hacer snorkel regresamos nadando hasta la playa como todos unos atletas (con descansos de 10 minutos cada 5 metros …, es que estábamos muy lejos de la playa y debíamos ahorrar energías), pasamos a comer a uno de los tantos restaurantes de los que se disponen en esta playa. Recuerdo que el sabor de los alimentos fue muy bueno, de las comidas típicas que nos recomendaron, probamos los camarones 4×4 y la piña rellena, siendo ambos unos platillos que no conocía y que con gusto volvería a probar. Además de dichos alimentos, probamos algunos otros más, también de muy buen gusto y bien servidos.

En Huatulco hay un poblado llamado La Ventanilla, el cual recibe ese nombre por una formación rocosa en el mar, cerca de su playa, que forma un espacio que recuerda una ventanilla por la cual, en determinada fecha, el sol pareciera asomarse por ella. La arena de estas playas es característica, de color negruzco, debido a la gran cantidad de magnetita que contiene (la persona que nos atendió nos hizo una demostración, metiendo un imán en la arena y mostrándonos la cantidad de magnetita que se quedaba pegada).

La Ventanilla ofrece algunas actividades de turismo, consistiendo una de ellas en recorrer el manglar y conocer su flora y fauna. El manglar es cuidado y reforestado por los pobladores, quienes han formado una cooperativa que se encarga de limpiarlo, reforestarlo y mantenerlo. Esta reforestación ha sido necesaria debido a los daños que dejó el huracán Carlota en 2012.

Nosotros realizamos un recorrido en canoa en el que nuestro guía nos mostró algunas de las zonas que fueron afectadas por el huracán, nos explicó el proceso de reforestación con el mangle rojo y nos llevó a algunos puntos donde pudimos ver una gran cantidad de aves e iguanas. Aunque solamente vimos estos tipos de animales, hay en la zona muchas otras especies que pueden ser observadas, con un poco de suerte.

Terminado el recorrido en La Ventanilla, el guía nos llevó hacia el pueblo La Crucecita, en la que llegamos primero a una tienda de prendas (tapetes, rebozos, ropa, manteles) elaboradas en los propios telares de la familia dueña del negocio. Aquí se nos mostró un poco el manejo de uno de los telares, en el que en ese momento estaban haciendo un mantel para mesa.

El siguiente punto que visitamos en La Crucecita fue una tienda de licores donde, como parte de las actividades hacia los visitantes, se hace una degustación de varios caballitos de mezcal, mezcales de varios tipos y tiempos de añejamiento, acompañados de su limón con chile (primero se espolvorea el limón con chile, se chupa y, con el jugo de limón en la boca, se toma un trago de mezcal). Además del mezcal nos convidaron algunas pruebas de frijoles, mole, quesos y chapulines, con tostadas. Toda la tomadera hizo sus estragos, yo me mareé un poco, aunque no alcancé a quedar totalmente happy.

Mi novia y yo nos hicimos de algunas botellitas de crema de mezcal, muy ricas (una murió ese mismo día en la noche en el hotel, frente a la alberca, y otra fue muriendo poco a poco en los días subsecuentes…, en este momento todavía una de ellas sobrevive a sus hermanas). Mis amigos compraron también su dotación, supongo que sus botellas no corrieron con mejor suerte que las nuestras.

Domingo

En nuestro último día en Huatulco, teníamos programado un tour que nos llevaría a la playa de Zipolite, al pueblo de Mazunte, a Puerto Ángel y, finalmente, nos dejaría en el aeropuerto.

Zipolite, Mazunte y Puerto Ángel se encuentran como a hora y media de Huatulco, así que salimos temprano del hotel para tener el tiempo suficiente de realizar los recorridos programados.

El primer punto fue Zipolite, la cual es una playa nudista pero el tour realmente no incluye el acceso hasta el punto nudista propiamente, sino que el acceso es hacia un extremo en el que, al menos ese día, no había turistas practicando el nudismo (nuestro amigo cumpleañero dice haber alcanzado a ver a un bañista tal como Dios lo trajo al mundo…, al menos eso dijo él, yo no tenía muchas intenciones de voltear si es que realmente no era UNA bañista).

El siguiente destino fue el poblado de Mazunte, en el que visitamos una fábrica de cosméticos, Cosméticos Naturales de Mazunte. Aquí atendimos a una plática en la que nos explicaron un poco la historia de la empresa, el cómo fue que la necesidad los hizo nacer en 1996, después de que en 1990 se declarara la prohibición de la principal actividad que tenían anteriormente en Mazunte, que era la matanza de la tortuga. En Cosméticos Naturales de Mazunte existe una gran variedad de productos entre los cuales vimos jabones, shampoos, cremas, geles, aromatizantes, etc.

Como escribí arriba, antes de 1990 la principal actividad de Mazunte era la matanza de la tortuga para aprovechar su carne, huevos, caparazón y demás. Esta actividad afectó a la población de tortugas al grado de que en 1990 se decretó la veda total de esta especie. Actualmente, Mazunte vuelve a valerse de las tortugas como parte de su economía, pero esta vez lo hace por medio del Centro Mexicano de la Tortuga, en donde buscan cuidarla y darnos a conocer la variedad, costumbres y formas de vida de estos reptiles, con la esperanza de crear conciencia y ayudar a preservar a éste animal y a la naturaleza en general. El museo es más o menos grande y en él pudimos ver y conocer una gran cantidad de tortugas (yo vi por lo menos 5 tipos de tortugas que no conocía).

Finalmente, nuestro último destino, Puerto Ángel, al cual llegamos para comer y, era la idea, entrar un rato al mar, pero el oleaje estaba un poco fuerte (aunque había gente que sí estaba dentro) así que solo estuvimos un rato en la orilla para mojarnos al menos los pies. El restaurante al que llegamos tiene una pequeña piscina en la que algunos de nosotros terminamos metiéndonos ya como premio de consolación. La playa me gustó mucho, y la comida, bueno, creo que tuvimos suerte en nuestro viaje por que toda la que probamos fue muy buena, y la de Puerto Ángel no fue la excepción, aunque al final nos dimos cuenta que pedimos demasiada comida y nos costó bastante trabajo terminar con ella.

Puedo decir que en general recomiendo mucho una visita a Huatulco, la comida es muy buena, la gente en general es amable y la experiencia de contacto con la naturaleza, vale mucho la pena. Aunque no todas las playas son aptas para meterse al mar (verán bandera roja en ellas), el sólo hecho de estar ahí y escuchar el sonido del mar, sentir la brisa y, tal vez, ver el amanecer y el atardecer en la playa o en un mirador, paga con creces este inconveniente.

Y ya por fin, como siempre, te dejo con la galería de fotografías que realicé durante este viaje, las cuales podrás ver en mayor tamaño en mi cuenta de Flickr. Tampoco dejes de visitar mi cuenta de Steller donde podrás leer otras historias además de la que te dejo en este post.

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Sin más qué escribir, te agradezco como siempre tu interés en mi blog, espero la lectura te haya sido agradable y no dejes de leer las demás entradas a este sitio, tal vez alguna de las historias te ayuden a decidirte a tomar unas vacaciones en alguno de los lugares que México nos ofrece

Hasta la próxima y Happy Clicking!!





About the Author:
Mi nombre es Angel Vera, soy programador de profesión y fotógrafo por pasión. He tomado algunos talleres de fotografía, y me gusta adquirir mis conocimientos de forma autodidacta, con la gran cantidad de información que hay en la red y en libros. Me gusta leer bibliografía que tengan que ver con fotografía, que hablen sobre técnica y composición, sobre estilos, poses, posturas, colores, etc. Aunque últimamente he hecho más retrato, me gusta casi cualquier otro tipo de fotografía, me gustan las imágenes, las historias detrás de ellas, la belleza de las líneas, los colores o la falta de ellos.


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